NUESTRA NEGATIVIDAD

¡Hola mis queridos!

Siempre me gustó trabajar en momentos en que otros descansan y tener tiempo en el que hago lo que me da la gana cuando otros están trabajando. Ayer fue un día así: fue como un domingo, y qué lindo vivir como se vive un domingo un lunes, ¿no? Y como para mí fue como un domingo, ni prendí mi compu ni me acerqué a escribirles. 
Hoy, estoy de nuevo acá, sentada frente a mi ventana, viendo la gente pasar, algo más abrigada que hace unos días atrás, las veredas tapizadas de hojas y árboles que parecen prepararse para dormir. Me encanta el otoño, me dan ganas de intimidad, de mimos, de ropa suave y abrigada, de frazadas y medias gruesas, de un buen libro y un te calentito, de un abrazo largo en el hueco del sillón...

Anoche vino un amigo a cenar a casa. Hacía varias semanas que no lo veía y para mí, compartir un rato con él era sinónimo de placer, de intercambio, de riqueza y amor para ambos. Y así fue. Simplemente no de la manera que yo pensé que sería cuando le propuse cenar en casa. El tiempo que mi amigo pasó en casa me recordó un torbellino. De repente, había una lluvia de exigencias y críticas y nada parecía fluir simplemente, sino que todo se volvió brusco y hasta sentí, por momentos, incomodidad, y me hice la pregunta varias veces: ¿Qué puedo aprender de esta situación y de esta persona? ¿Qué me está dando la vida en este momento para mi crecimiento? La vida me estaba dando a esta persona que reflejaba la parte crítica de mí, la parte exigente y la parte controladora, la que se pone a la defensiva, o sea, mi ego, que cree que sabe más que los demás, que entiende mejor, que prentede ser un maestro para los demás. 
No vemos nada en los demás que no tengamos nosotros mismos en nuestro interior. Por eso, si nos encontramos frente a una persona que nos resulta incómoda o molesta, hagámonos la pregunta: ¿Qué me está mostrando esta persona de mí que no me gusta o que no quiero ver? Si vemos algo que no es parte de nosotros, no nos molesta, sino que sólo nos informa. 
Hoy los invito a aprender de los demás de esta manera: fíjense si algo les molesta de otra persona, sea un familiar, un amigo o un desconocido en la calle, fijémonos y hagámonos la pregunta: ¿Qué puedo aprender hoy de esta persona? ¿Qué me gusta o no me gusta de cómo está actuando y qué parte de mí se ve reflejada? 
A partir del reconocimiento de que nada me molesta del otro que no tenga yo en mí, podemos conocernos un poco más y desarrollar una mayor empatía hacia nuestra negatividad y la de los demás. 
La aceptación es la clave. 
Recuerden que una vez que aceptamos algo le quitamos poder y podemos cambiar.

Mi amigo seguirá siendo mi amigo, puede que no lo vea mucho si no me nutre el relacionarme con él, puede que no lo invite a cenar a mi casa porque no quiero torbellinos en mi santuario, puede que me relacione desde otro lugar, pero lo que sí pienso hacer es aprender de él y hoy le doy las gracias por ser un maestro más en mi camino.


Afirmación

Acepto y amo mi negatividad




No hay comentarios:

Publicar un comentario