¡Hola mis queridos!
Hace un rato le escribí a un amigo mío y le conté cómo había sido mi viaje a Mendoza. Entonces, supe que éste sería el tema que compartiría hoy con ustedes.
Cuando mi amigo Pablo me propuso ir de viaje con él a Mendoza, yo agradecí la vida por esta hermosa oportunidad y acepté, entusiasmada con la idea de recorrer parte del país en auto y descubrir lugares nuevos para mí. Nunca llegamos a Mendoza. El auto no quiso seguir camino en Santa Fe y terminamos haciendo camping en el parque municipal de un pueblo durante casi tres días, mientras el mecánico arreglaba el auto. En el momento en el que ya pudimos subirnos al auto de nuevo, nos encontramos en la ruta, de noche, bajo una lluvia torrencial y relámpagos como única fuente externa de escasa iluminación. Tomamos la primera salida que se veía a través del agua y, después de pasar la noche en el auto, decidimos volver para Buenos Aires.
Esta historia, contada sin mucho detalle (que los hay y numerosos, pero ese no es el punto del artículo) podría parecer una historia de fracasos y problemas, sin embargo, yo lo veo y lo viví de otra manera.
A veces, las cosas no salen como uno quiere o tenía pensado que salieran. A veces, uno se encuentra en situaciones no deseadas y que, a primera vista, pueden parecer adversas.
En cada momento podemos elegir ver lo que sucede como un problema o una aventura.
Si elegimos vivirlo como un problema, sufriremos. Sufriremos sólo y únicamente por lo que pasa por nuestra mente, pensando "esto no debería estar pasando" o "¿por qué me pasa a mí?", etc...
Por otra parte, si elegimos verlo como una aventura o simplemente como lo que está sucediendo en ese momento, nos daremos cuenta de que todo está bien y que podemos vivir el momento presente disfrutando de lo que hay.
Nuestro viaje no fue lo que esperábamos, pero, en ningún momento hubo un sufrimiento real. Siempre tuvimos qué comer, un lugar donde dormir, (aunque fuese un auto y no un hotel 5 estrellas) estábamos abrigados cuando hacía frío y bajo techo cuando llovió. Además, tuvimos la oportunidad de conocernos mejor, compartimos unos cuantos ricos mates, disfrutamos de la ayuda que nos brindaron muchas personas a lo largo del camino, nos despertamos cada día con el canto de los pájaros de la zona, estuvimos mucho más en contacto con la naturaleza, y sobre todo, confirmamos que siempre hay una solución para cada situación y que al fin y al cabo, la vida es como un viaje y más vale disfrutar del recorrido en vez de obsesionarse con llegar a alguna parte.
(Ya les contaré cuando vaya a Mendoza...)
Claudia
Afirmación:
Disfruto de cada momento de mi vida
excelente enfoque !!
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